Zidane se movía con la prestancia de un torero. Cada gesto suyo era pura maestría y elegancia innata, él orquestaba el juego con inspiración divina. Sus pases eran milimétricos, como pinceladas magistrales en la https://briannqwl228014.ka-blogs.com/91708102/francia-se-queda-sin-su-estrella-tras-el-cabezazo-de-zidane